Los Resistentes


Tengo razones para proponer a mi padre, junto con todos los chavales que rondan los 90 años, para ser designados como Patrimonio Mundial de la Unesco. Son un bien singular, de valor incalculable y dejan un legado de experiencias y lecciones que no tiene parangón. Acaso, con todo lo vivido y aprendido, ¿no podrían ser declarados de Interés cultural para la Humanidad?.

Repasando grosso modo los 93 años de mi padre, puede parecer que ha vivido varias vidas o que se ha reencarnado en más de una ocasión. Pero no. Tengo pruebas

Nacido en el ocaso de una monarquía

Vivió la azarosa II República española

Recuerda el bombardeo sistemático de Madrid durante la Guerra Civil

Pasó el hambre de la Posguerra

Trabajó duro y prosperó a pesar de la dictadura

Sobrevivió al terrorismo

Conoció la Transición, la nueva monarquía, el desarrollo económico y la disipada vida del jubilado.

Ha sobrevivido a la pandemia de la Covid .Y aguanta en la extraña era digital

¡Son la resistencia!

Sí, es como si se riera de la adversidad. Tú manda cosas que yo tendré faena, pero saldré a hombros de la Maestranza.

Y se le reconoce, sigue siendo en esencia la misma persona inquieta y resolutiva que siempre fue, solo que tiene el oído desgastado, el pelo canoso y unas cuantas arrugas. No muchas, no se crean, he visto inglesas en la playa con más arrugas que él.

No se puede vivir todo eso y seguir tan pichi si no se tiene el don y una enorme y admirable capacidad de adaptación y recuperación. Lo que ahora llamamos resiliencia.

Cuántos reveses le habrá dado la vida y de cuántos se ha recuperado. Cuántos miedos, inseguridades y peligros con los que habrá tenido que aprender a vivir.

Ahora que de mayor, muy mayor, se vuelve tan vulnerable, porque los mayores pierden facultades y pierden el ritmo de modernidad, es muy afortunado. Vive bien cuidado y es prácticamente autónomo, mantiene el sentido del humor y tiene unos nietos que disfruta de vez en cuando, aunque seguro que menos de lo que quisiera. Culpa nuestra, de los hijos, qué le vamos a hacer.

Él sigue pensando en mi madre, que ya no está; demasiado guapa, demasiado amor para olvidarla. Pensará en qué hacer hoy, porque mañana a saber. En qué partido, qué peli o qué programa echan para anclarse al presente en esa hora y media y no acordarse de los achaques ni de lo inevitable.

Pero qué grande la idea de saber que saltaste todos los obstáculos que se pusieron por delante, que siempre fuiste a mejor, que te amaron, que creaste una familia que aún te besa, que criaste a unos hijos que han sabido salir adelante y que aun te queda pensión para la quiniela, la bonoloto y el cupón. Y que si toca, uyyyyy si toca. Le daría… y haría…..y compraría….con eso basta. Una ilusión, la que sea, le da sentido a la vida.

Y aquí estoy yo, la tercera de sus cuatro hijos, la peor posición, lo sé, aunque ninguno de mis hermanos estaría de acuerdo. Pero esa es la gracia de mis hermanos, que tenemos un padre que nos enseñó a polemizar o a discutir, o por ser más fina, a debatir, y no hemos parado desde que aprendimos a hablar. Y no heredaremos nada, porque apenas tiene, pero existe un patrimonio vital, inmaterial, que una aprecia y que a veces, reflexionando, surge la duda de si lo estamos agradeciendo lo suficiente.

Total, que mientras yo filosofo sobre la cuestión vital, cómo afrontar las cosas y todo ese rollo que aburre al más pintado, le pregunto a mi padre:

Cuál es el truco para tirar hacia adelante siempre, papá?.

“¿Y hacia dónde vas a ir si no?”, responde él.

El arte de la lógica sencilla, aplastante, imbatible. Lote número Uno de la herencia inmaterial.


3 respuestas a “Los Resistentes”

  1. Tu padre es todo lo que describes y más, seguro. La pena es que no nos damos cuenta hasta que son muy mayores y nos resultan entrañables…Sigue escribiendo cosas así de emocionales. Me ha encantado

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